
Tengo una mujer trabajando en casa, en realidad tengo dos: una que viene de 9 a 10 de la mañana y otra que viene de 3 a 4 de la tarde. Las dos son colombianas, con la primera estoy encantada y llevo cuatro años con ella, con la segunda –la del medio día- llevo dos meses y ya no puedo más. Ayer tomé la decisión de quejarme y echarla, al menos de mi casa.
Sabéis que por el cáncer de dos personas jóvenes muy allegadas a mí y por mi brazo, lo estoy pasando mal. Con Ana, el cenutrio irlandés, y su forma de tratarme... he estado a punto de caer en una depresión.
El cenutrio irlandés viene mucho después de las 3 y se va antes de las 4, además de ‘robarme’ comida y manejar mi casa a su antojo siempre lleva prisa. La ataxia de Friedreich hace más lentos los movimientos, si me ayuda en el cuarto de baño (a sentarme en mi silla) ha de esperar dos segundos a que yo haga fuerza (con las piernas), pero no. Tiene prisa, no espera y me hace daño.
Se lo he dicho mil veces, me ha visto llorar del dolor... pero el viernes pasado el daño que me hizo fue Superior. No he podido ir a la piscina este finde, y ayer por la mañana me caí y al no poder apoyar el brazo casi me partí un labio.
Sé que una queja a la empresa que la manda es ‘malo’ para ella, tiene familia y necesita el dinero... pero leches, es ella o yo.