Viviendo con una ataxia de Friedreich desde hace más de tres décadas

miércoles, 20 de mayo de 2020

Escribo


Escribo porque me gusta, me llena... y porque, cuando me di cuenta de que era capaz de escribir una historia con principio y final, me preparé para hacerlo. Y me sigo preparando, porque esto de escribir es un aprendizaje continuo. Mi labor como paciente de ataxia es estar derecha mientras escribo –mi casa está llena de espejos- y hacer una coordinación sublime con los dedos.
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Barcelona antigua, con sus estrechas calles; sus Ramblas llenas de artistas ambulantes, de color, de gritos, de gente, de puestos de flores, de misterios y leyendas inconclusas, de lectores sin prisa y jóvenes chicas del servicio viniendo apresuradas del mercado, guardan los secretos más profundos de la ciudad. El tráfico manso de un sábado por la mañana se agolpa ante los diminutos semáforos… (…)

Mañana me van a matar. …(…)

Las lágrimas parecían embellecerla, hacerla más cautivadora. Su boca temblaba ante lo absurdo del destino. El desordenado cabello rubio recogido en la nuca se escapaba sobre sus hombros al igual que el viento abría su pálida chaqueta. …(…)


y empezó a trabajar volcándose de lleno en documentales que nunca vieron la luz. Estudios, oposiciones, fiestas…
Y, de repente, llegó ella:

-Elige, o polvo salvaje con desconocida, o… (…)

Estaban en una discoteca celebrando… (…) en una anodina habitación de un viejo hotel.
…(…)la imaginación en sus rincones…
El mundo se contraía y a la vez se expandía en instantes de calmada furia robada. Gemidos mudos, llagas en las estrellas, espasmos en el viento… (…)


-Si yo observo que un perro no ha ladrado cuando debía haberlo hecho me digo: ¡Ah! Un crimen estilo Sherlock Holmes.

“¡Este tío es tonto!”
 Le miraba y casi se arrepentía de haber confiado en él… (…)


Mañana me van a matar.
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El sótano de la abuela, María Narro