Viviendo con una ataxia de Friedreich desde hace más de tres décadas

martes, 10 de septiembre de 2019

La actitud a veces se trabaja


La oscuridad es el rincón más profundo y solitario del mundo, solo tú puedes darle color a tu vida.
Aunque todo no sea tan azul, nunca nada será tan negro salvo la muerte. Dale color a tu vida. La actitud lo cambia todo.
Puedes… más de lo que te imaginas, pero nunca lo sabrás si no lo intentas. Los buenos ratos hay que buscarlos sólo los malos llegan solos.

Trabaja. La actitud a veces se trabaja.
Dice el escritor y filósofo Fernando Savater en su libro ‘Mira por dónde’ que, “el trabajo es una obligación hija de la necesidad, mientras que la actividad es el ejercicio alegre del deseo”`.
 
Hace tiempo que supe que mi tratamiento es mi trabajo, y toda la actividad que me rodea es lo que me ayuda a solazarme casi tocando la felicidad; a derretirme mientras escribo escuchando ‘Eye in the Sky’, o, a agobiarme cuando no me siento capaz de seguir.
En definitiva, la actividad me ayuda a vivir pero para poder vivir tengo que trabajar. ¡Vaya! Parece que como todos, quizás no soy tan diferente ni ciudadano de segunda categoría, ni leches. En fin, reconoceré que en mi caso el sentido de la frase es demasiado singular.

Aprender a trabajar por dentro. Aprender a sonreír de verdad.

Por dentro.
No te mira nadie.

Absurdo me parecía que hubiera un trabajo así, como absurdo es para muchos pensar que una persona que no recibe un sueldo trabaje.
 Haga lo que haga. 
¡La sociedad es así de corta!
Quererme de nuevo, estar a gusto conmigo misma, saberme valiosa, buscar soluciones a los posibles aceptando los imposibles..., no es fácil.
No se trata de lo que eres capaz de lograr, sino de lo que eres capaz de esforzarte. Quizás por vivir con una enfermedad veo las cosas con mayor nitidez algunas veces.
Otras no.
Me ha costado y me cuesta ver mi suerte, a ese pequeño superman que se ha convertido en la mujer que siempre quise ser. Porque una enfermedad no es un castigo, ni una prisión, ni maldición ni leches. Es una cualidad por la  que hay que luchar, y así lo tienes que ver para no volverte loca. Leí en no sé dónde: “el peligro está ahí fuera”. En mi caso y en el de otros muchos no… el peligro está dentro, nosotros podemos ser nuestro peor enemigo.

Próximo post: la importancia de crearse una rutina, o creársela si tú le cuidas,

jueves, 5 de septiembre de 2019

No somos víctimas de nada.


Hay tanto victimismo, cara dura y fraude que creo que soy ilegal por creer todavía en la vida. Y por luchar. Y si ya te metes a las redes sociales y ves cómo sufren por un ‘me gusta’, por una melancolía estilo casa de la pradera pero con divinos y exquisitos picos…
Ir de víctima incomprendida por la vida, o de cruel y lastimosa víctima del destino debe molar hoy en día. Pero si de verdad no quieres dar pena, no te la des a ti mismo. Trabaja, lucha, sueña, enamórate. Siempre hay algo más.

Lo importante es querer vivir y ocupar tu tiempo en algo que te guste, tener mucha paciencia e ir abriéndote poco a poco. Y si llegas a sonreír de verdad, habrá comenzado un nuevo día. 

Sentir… quizás esa es la clave del mundo.
Sentir que no estás sola. Sentir la alegría y pena de los demás. Disfrutar sus éxitos y entender los fracasos.  Respirar empatía y mezclarte con la vida.
Con tu libro favorito, tu serie preferida, tu familia, los que te rodean. No te conviertas en una isla porque no lo eres. Ni cierres la puerta a una caricia, a ninguna emoción. Sólo a la culpa, porque tú no tienes la culpa de nada. Vaya, de alguna cosa sí, seguro.
 Si tratas a los demás como te gustaría que te trataran a ti, todo va a ser mucho más fácil.

Próximo post:  sonreír por dentro.