Viviendo con una ataxia de Friedreich desde hace más de tres décadas

jueves, 5 de septiembre de 2019

No somos víctimas de nada.


Hay tanto victimismo, cara dura y fraude que creo que soy ilegal por creer todavía en la vida. Y por luchar. Y si ya te metes a las redes sociales y ves cómo sufren por un ‘me gusta’, por una melancolía estilo casa de la pradera pero con divinos y exquisitos picos…
Ir de víctima incomprendida por la vida, o de cruel y lastimosa víctima del destino debe molar hoy en día. Pero si de verdad no quieres dar pena, no te la des a ti mismo. Trabaja, lucha, sueña, enamórate. Siempre hay algo más.

Lo importante es querer vivir y ocupar tu tiempo en algo que te guste, tener mucha paciencia e ir abriéndote poco a poco. Y si llegas a sonreír de verdad, habrá comenzado un nuevo día. 

Sentir… quizás esa es la clave del mundo.
Sentir que no estás sola. Sentir la alegría y pena de los demás. Disfrutar sus éxitos y entender los fracasos.  Respirar empatía y mezclarte con la vida.
Con tu libro favorito, tu serie preferida, tu familia, los que te rodean. No te conviertas en una isla porque no lo eres. Ni cierres la puerta a una caricia, a ninguna emoción. Sólo a la culpa, porque tú no tienes la culpa de nada. Vaya, de alguna cosa sí, seguro.
 Si tratas a los demás como te gustaría que te trataran a ti, todo va a ser mucho más fácil.

Próximo post:  sonreír por dentro.


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